sábado, enero 27, 2007

APOCALYPTO


Apocalypto de Mel Gibson, un buen filme de aventuras, pero con notorias imprecisiones históricas y antropológicas, amén de errores en la manufactura del guión cinematográfico.
Pese a todo, Gibson logró hacer una película de acción y aventura que sigue fielmente los pasos de este género y que gustará seguramente a sus seguidores.
Resulta obvio que no se trata de un ensayo antropológico y mucho menos histórico.
Es una cinta que desarrolla una ficción ambientada en el mundo maya justo en el tiempo en que desembarcan los españoles en esta zona de América, como se puede ver en una de las escenas finales de la cinta.No es un filme anti mayista ni anti mexicano o anti indígena, al contrario: Mel acaba de crear al primer super héroe prehispánico: Garra de Jaguar (Rudy Youngblood).

LO BUENO. La fotografía y el manejo de cámaras es excelente. El paisaje de la selva veracruzana y de la costa donde fueron grabadas las escenas está muy bien logrado.Los actores, pese a que la mayoría no son profesionales son bastante buenos. Fueron contratados en las mismas poblaciones en donde se rodó la cinta: Catemaco y los Tuxtlas.Está hablada en maya lo que constituye un acierto porque le da verosimilitud.La cinta capta inmediatamente la atención del espectador y lo mete en la historia con una escena de arranque muy bien planeada.

MAYAS VIOLENTOS. Investigaciones no tan recientes muestran que los mayas —como la mayoría de los pueblos del mundo— cultivaban el arte de la guerra.Los jeroglíficos que se observan en los principales edificios revelan esta vocación guerrera en estos pueblos de lo que hoy es México, Guatemala y Honduras.Entre los mayas la guerra se incrementó en el periodo Clásico tardío (600-900 d.C). Ciudades que pertenecen a este periodo como Yaxchilán, Bonampak y Toniná muestran en sus relieves e inscripciones numerosas escenas de guerra. Y ésta tenía dos propósitos íntimamente relacionados: la conquista de territorios y la captura de prisioneros para el sacrificio ritual.

IMPRECISIONES. Entonces lo que relata Gibson en su película es exacto, en lo que sí falla es en que esta práctica no era asunto de todos los días. Los mayas no se la pasaban peleando o sacrificando gente. También había que dedicarse a la agricultura, a la pesca, a las artesanías, al comercio, a la astronomía y a la construcción de edificios y caminos.Además, la guerra se daba generalmente hacia el fin del ciclo agrícola y con las apariciones del planeta Venus en el horizonte, el dios de la guerra, que demandaba emprender batallas y conquistas.La guerra es la guerra, y la violencia de los mayas no es muy diferente de la que se puede leer en La Iliada de Homero o en la Biblia.

INDIVIDUALISMO FALSO. El otro error de Gibson radica en la psicología del personaje. El yerro común en el tratamiento de estos temas “históricos” consiste en querer aplicar las mismas motivaciones y valores del siglo XXI a personajes que vivieron en el XV.
No es lo mismo un americano individualista, posmoderno, consumista, que un indígena colectivista, inmerso en su comunidad, con una mentalidad profundamente religiosa, y una concepción de la familia totalmente distinta a la de un neoyorquino. Para un indígena su padre, su abuelo, era más importante que la esposa o los hijos.Garra de Jaguar es el prototipo del héroe individualista, un Rambo que resuelve situaciones merced a su capacidad individual, lo que no hubiese sido aceptado por su comunidad.

RAMBO DE CATEMACO. Lejos de denigrar a los indígenas mayas, Mel Gibson los ensalza: de acuerdo con la historia que cuenta ha nacido un Rambo de Catemaco o un nuevo Tarzán maya.
Garra de Jaguar es capaz de correr kilómetros y kilómetros por la selva, herido y sin comer, beber y dormir. Además es capaz de sostener combates cuerpo a cuerpo con sus perseguidores y de luchar contra una pantera, de lanzarse a las profundidades de una catarata y salir vivo solo con una pequeña agitación en el pecho. Además el héroe maya sabe de plantas medicinales y de las propiedades tóxicas (venenosas) de un líquido que genera una especie de sapo con el cual mata a uno de sus captores.

CIUDADES FALSAS. Los centros ceremoniales que aparecen en la película no corresponden a la época y la maqueta está mal construida como una síntesis de varios centros ceremoniales. Además en esa época cada ciudad ejercía una influencia en otras más pequeñas o en las aldeas cercanas y todas ellas estaba relacionadas entre sí, subordinadas por tributo o militarmente. Por lo que no es creíble que la aldea de Garra de Jaguar no conociera la existencia de la ciudad a donde lo llevan al sacrificio.
Por otra parte, en la mayoría de las ocasiones el tributo a la ciudad dominante consistía en entregar hombres jóvenes para el sacrificio ritual a los dioses, de la misma manera que en otras latitudes exigía el reino de Minos (Creta) a los griegos dominados.

PIFIAS DEL GUIóN. En general el guión de la película es bueno, pero contiene errores de principiante: hay un excesiva recurrencia a las escenas altas o de acción: de 136 minutos que dura la cinta, por lo menos 100 de los personajes se la pasan corriendo, cazando o peleando. Hay un abuso notable en el empleo de la casualidad para hacer avanzar la historia. Dos ejemplos de lo anterior son notorios y burdos: cuando el protagonista Garra de Jaguar está a punto de morir en la piedra de los sacrificios sobreviene un eclipse. Y todos, hasta el sacerdote, se perturban como si la casta sacerdotal maya no hubieran tenido la cuenta exacta de estos fenómenos (sabiendo que el calendario maya es uno de los mas exactos hasta hoy dia).

Algo que es de risa sucede cuando el protagonista de la cinta para escapar de sus perseguidores decide trepar a un árbol, entonces de los miles de árboles posibles en un territorio selvático decide subirse a uno donde habita una pantera con su cachorro. La otra coincidencia grave, fatal, se da al final cuando los perseguidores están a punto de capturar al protagonista, Garra de Jaguar, en una playa y en ese momento aparecen las embarcaciones de los españoles con sus cruces en el velamen aproximándose a tierra.
SELVA FALSA. El otro gran problema es que la selva, en este caso la selva maya, se la representa Mel Gibson (y quien hizo el guión) como si fuera Central Park, pero a lo bestia: muchos árboles, muchos arbustos. Y eso no es cierto.Nada más hay que preguntarle a los que han transitado por ella cuánto esfuerzo cuesta caminar en ese ambiente un kilómetro, no sólo por lo enmarañado de la vegetación, sino por los hoyos (verdaderos cráteres), lomas, los insectos que se apoderan de ti a cada paso, pantanos y por el calor sofocante que semeja transitar por una vaporera.